La paz que brindan las horas de sueño
Impone su ley: descanso certero
Y aquel que trasnocha tiene el don de ver
Que el tiempo con calma diluye su haber.
Luz tenue por sábana
Silencio por charla,
Mi mente sin cábalas
Sita en pura calma.
La mano dibuja versos
Con trazos
De onírica escena,
La quietud retorna.
Respira profundo,
Relajado cofre que alberga suspiros,
Yaciendo ahora en goce.
Noctámbulos ojos
Recorren su rostro,
Son mis miradas
Caricias cual soplo.
Respetando la quietud nocturna
Abato persianas contra luz diurna,
Y preso de instinto naif
Algo iluso
Trato que el instante se torne recluso.
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