dimecres

Iluminados

Escasas las luces,
abudantes los iluminados:
idolo de masas
el granate sayo.

Fugitivos de si mismos,
ostracismo voluntario,
pretendido refugio,
estereotipado escenario.

Buscadores de carencias,
ciegos ante sus faltas,
no hallaran un tesoro
en la cruz de su mapa,
no aplacara el desvelo
su consabida caminata,
no acallara su fuero interno
usar teatro por mascara.

Sucumbida independencia,
letania adoctrinante,
ego enjaulado en trena,
autosugestion su condena.

Alcanzados los anhelos,
todos peleles, borregos;
adormecidos cerebros,
reseco su riego,
ausentes aun presentes,
abducida su mente,
quebrados los resortes
de la personalidad,
devastado el origen
de la sociabilidad,
en ruinas los enlaces
que conectan con el mundo,
embozado discurso,
rehuido contacto,
ciudadano moribundo.

Exceso de oracion,
dialogo hermitanyo,
rozadas las lindes
del racional hacer.

La humanidad, perdida;
la religion, perdicion, huida,
de la condena druida,
de los juicios celosa
y de los sesos sorbidos
coleccionista deseosa;
verdugo implacable
de los portadores de complejos,
aquellos que huyen lejos...
y a su vez placebo
que, sin sanar,
aun mas enferma
a su nuevo esclavo, a su eterno reo.

dimarts

Kathmandu descansa...

Templos escalados,
cada escalón lecho.
Niños durmientes,
encolado su sueño.
Canes enrabiados,
nanas de ladridos.
Policías aguerridos,
centinelas de las horas,
rigores desmedidos:
mano dura y a deshora.
Desierto urbano,
laberinto callejeros;
reyes de la noche:
los deshechos y los perros.

Aterrizaje en Delhi

Hedor
podredumbre incinerada,
muchedumbre hacinada,
los durmientes agolpados
en proyectos de aceras.
Los fogonoes aun candentes,
aromas especiados,
las manos por cubiertos
y los colores, plato.
Más almas,
vendedores,
mercaderes de palabras,
por rupias zalamerías,
por rupias galantería,
por rupias verbo hecho melaza,
turista hecho carnaza
y el lugareño
ave de caza.